Qué dice La Biblia / Dios sobre abortar

Una naranja no puede convertirse en un ser humano, sólo un ser humano desde el principio de su existencia va a continuar siendo uno hasta su muerte. En la Biblia, Dios siempre ha condenado el asesinato como uno de los peores crímenes que puede hacer un ser humano: no importa el tamaño del ser humano. Uno de los 10 mandamientos de la ley de Dios, de hecho el quinto mandamiento, que le dio a Moisés es: No matarás.

Jesús mostró una preferencia clara en la Biblia para con los pobres y los niños, éstos últimos por su inocencia, Jesús condena todo tipo de violencia y confrontación, promulga el perdón, la vida y la misericordia. No hay mayor misericordia que perdonar la vida a alguien que bien puedes matar como a un bebé, ya que no tiene posibilidad alguna de detenerte, pero como quiera hacerlo por misericordia.

Para Dios toda vida humana lleva un alma espiritual que tiene el mismo valor, peso o importancia que otra. Acaso tu vida o tu alma vale más que aquél migrante hatiano que buscando una mejor vida se ahogó en el Río Bravo, o que aquél leproso griego hace 2000 años murió alejado del pueblo, o que un pequeño niño que aún no nace y tiene toda su vida por delante? No para Dios, todos somos sus hijos, todos valemos lo mismo.

Los relatos de la creación del hombre y la mujer en Génesis (Génesis 1:26-31; 2:4-25) nos dicen esto. «Dios creó al hombre a su imagen; a imagen divina lo creó; varón y hembra los creó» (Génesis 1:27).

La palabra «crear» se usa aquí tres veces, enfatizando un momento culminante especial en todo el proceso de creación del mundo por parte de Dios y todo lo que hay en él. Al hombre y a la mujer se les da «dominio» sobre todo lo demás en el mundo visible.

Ni siquiera el pecado original quita la imagen de Dios en el ser humano. Santiago se refiere a esta imagen y dice que por ella ni siquiera debemos hablar mal unos de otros. «Con (la lengua) bendecimos al Señor y Padre, y con ella maldecimos a los seres humanos, que están hechos a imagen de Dios… Esto no debe ser así, hermanos» (Santiago 3:9-10).

¡La imagen de Dios! ¡Esto es lo que significa ser humano! No somos simplemente un montón de células reunidas al azar por fuerzas impersonales. Más bien, realmente reflejamos a un Dios eterno que nos conoció desde antes de que fuéramos creados y que deliberadamente nos llamó a existir.