El Aborto provocado es inhumano, brutal, un acto despiadado, deshumanizado, egoísta. Las madres que matan a sus propios bebés es un concepto fuera de toda lógica, bondad y misericordia, tiene que ser considerado egoísta ya que la madre no aceptaría que se le fuera aplicado el aborto u homicidio a ellas mismas, pero sí están dispuestas a darle la muerte a su hijo o hija.
Los médicos o quienes acepten, permitan el aborto son igual de culpables del crímen, son homicidas que se esconden cobardemente en conceptos, libertades y derechos erróneos, muchas veces porque es un buen negocio.
En la mayoría de los casos es más fácil no caer en un embarazo no deseado, y previniéndolo no se pisotea el derecho de nadie, pero al embarazarse y querer matar al niño, ahí ya se pisotea la libertad y el derecho de ese bebé de nacer, crecer, aprender y tomar sus propias decisiones.
El aborto provocado es de los actos más inhumanos, salvaje, vil, cruel del que se puede pensar, y todos los involucrados son culpables de esa vida.
El bebé no es una «cosa» sobre cuyo valor puede decidir otro de acuerdo a su estado de ánimo. Por otro lado, el que una mujer no esté contenta con su embarazo durante los primeros meses no indica que esta misma mujer no vaya a amar a su bebé una vez nacido.
Se ha podido comprobar que en los países donde el aborto está legalizado, se incrementa la violencia de los padres sobre los niños, especialmente la de la madre sobre sus hijos aun cuando sean planificados y esperados.
La respuesta a ésto es que cuando la mujer violenta su naturaleza y aborta, aumenta su potencialidad de violencia y contagia ésta a la sociedad, la cual se va haciendo insensible al amor, al dolor y a la ternura.
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El aborto es lo más inhumano, vil y despiadado en la existencia de la humanidad, se está asesinando a un ser totalmente inocente e indefenso que no tiene culpa alguna de estar creciendo en el vientre de la madre.